En el blog de LasDosMamis, Ana y yo acabamos de recibir algunos comentarios sobre el trato de nuestros hijos en las escuelas. Sé que la situación en las escuelas es grave y en el mejor de los casos "no ha cambiado" desde que yo estuve en aquella correccional donde hice la escuela primaria, en el peor de los casos pudo haber escalado al grado del acoso cibernético o a través del teléfono celular.
Estoy convencida de que las autoridades escolares deben tomar cartas en el asunto, pero también estoy convencida que así como el machismo empieza en casa a través de la educación de la madre, la violencia de los niños se aplaude y se fomenta en el círculo íntimo la mayoría de las veces.
Es sencillo. Si tenemos un hijo hombre no queremos que sea un dejado y entonces le enseñamos a contestar violentamente las agresiones, lo animamos a pegar de regreso y si acaso nuestro hijo fue el que empezó la trifulca nos enorgullece lo abusado que nos está saliendo. El argumento es contundente "prefiero que sea él el que pegue y no al que le peguen".
En el caso de las niñas es más fácil evitar la violencia física acosando a la pobre criatura que ese comportamiento no es de niñas, y entonces viene el desarrollo de las habilidades verbales para fregarse al contrincante. No tiene mucha ciencia, les enseñamos a combatir con palabras.
Pero creo que nunca les hemos enseñado a hablar y a ser concientes de sus pares. Razonar con niños que aún no han terminado de formar el criterio no es cosa fácil pero no debería ser imposible.
Me sorprende que el miedo nos haga pensar que el pleito y el que pegue primero pega dos veces es la mejor forma de vivir. El miedo a que nuestros hijos sean abusados nos hace alentarlos a que sean abusadores.
El reto es grande. ¿Cómo enseñarles a tener el equilibrio de no dejarse abusar pero tampoco abusar de los demás?
El tema da para largo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario