En el blog de Verónica Maza en milenio.com llamado Sexódromo, apareció una entrada muy interesante.
Verónica Maza habla así sobre sus pasiones: escribir, leer y la música. Debido a ellas me he vuelto multichambas: escribo en" Milenio” (Diario y Semanal), "La Mosca", "24 por segundo", "Quo” y donde me inviten. Luego, los viernes corro a la estación de radio Imagen Informativa 90.5 y también tres veces por semana acompaño a Fer Rivera Calderón en "La noche W", en W Radio. Soy la autora de la columna El Sexódromo --se publica los sábados en "Mileño" y comento en W Radio-- en la que hablo de sexo, que es mi cuarta pasión en la vida (pero no en ese orden). El cine es mi confesionario, mi iPod es mi chaperona y mis amigos son mi perdición. Adoro charlar hasta la madrugada, beber vino, mezcal y cerveza mientras ando de rol, aunque de pronto me da por mandar a todos al nabo y escucharme a mí misma. Soy aficionada a los conciertos, me gustan los cómics, me prende el gore y lo darkie aunque en realidad vivo en el Club de los Optimistas. He sido manager y ahora sólo ayudo a mis cuates músicos cual Facilitadora Social. Estoy enamorada y soy feliz. Aquí encontrarán sexo, pero no siempre, aunque tendrán otras cosas como paliativo (el “mañanero” diario es sólo en mi casa).
La entrada de la que les hablo es sobre cómo hablar de sexualidad a alumnos de primaria y acontinuación la transcribo, es muy interesante la respuesta que le da a la pregunta de "¿Cómo se le puede explicar a un niño lo que es la homosexualidad sin que lo malinterprete?".
Los maestros preguntan
texto de Verónica Maza
Como anuncié aquí hace una semana, el pasado martes estuve de visita en la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, a donde acudí rauda y alegre para celebrar con estudiantes y maestros —entre ellos mi estimado amigo Óscar Cortés— su aniversario 121. Ahí me aventé la bonita charla “La educación sexual en la escuela primara”, la cual tuvo eco entre la banda de la Normal, de otras escuelas y de varios lectores de MILENIO. A todos les agradezco su presencia con besos húmedos mezclados con abrazos apretaditos.
El tiempo dentro del auditorio pasó muy rápido: cuando nos dimos cuenta se había agotado, quedando muchas preguntas de los asistentes en la mesa de debates o, más bien, en el sobre color magenta donde guardé las hojas que, con sus interrogantes, me hicieron llegar. Pero antes de despedirme, les prometí que respondería varias de ellas en esta columna, amén de que próximamente regresaré para seguir charlando sobre la sexualidad infantil, sobre la manera en que, como docentes, pueden hablar con sus alumnos de estos temas o afrontarlos cuando noten comportamientos poco comunes en ellos. Así que cumpliré con mi promesa, presentando a continuación un par de preguntas de los espectadores, así como sus respuestas. Por desgracia, no alcanza el espacio para responder todas, pero prometo publicarlas posteriormente hasta que no quede ni una guardada.
A la par de esto les recomiendo la lectura de dos libros:
De los pañales a la primera cita, de Debra W. Haffner (editorial Alfaguara), y Cómo hablar de sexualidad con sus hijos, de Vivianne Hiriart (editorial Paidós).
¿Cómo se le puede explicar a un niño lo que es la homosexualidad sin que lo malinterprete?
Personalmente creo que para hacer esto debemos, antes que nada, preguntarnos qué es lo que nosotros (padres, maestros) entendemos por homosexualidad. Los niños no suelen “malinterpretar” la información; son los adultos los que lo hacen y pueden informar de manera incorrecta a los pequeños.
Tendríamos que comprender, de entrada, que la orientación sexual de tipo homosexual no es ni una enfermedad ni un trastorno mental. En general, la orientación sexual es “la organización específica del erotismo y el vínculo emocional de un individuo en relación con el género de la pareja involucrada en la actividad sexual” (Dr. Iván Arango de Montis en Sexualidad humana). Si los afectos, así como las prácticas sexuales, se dirigen a los integrantes del mismo sexo, entonces podemos decir que se trata de una orientación homosexual.
Esto es difícil de entender por un niño y no se trata de que se los digamos así, sino de que, de entrada, los adultos lo entendamos en su dimensión real, científica, más allá de las explicaciones despectivas y desinformadas que suele haber.
Hay que recordar que siempre es conveniente responder con preguntas a sus cuestionamientos iniciales, ya que de esa manera ganamos tiempo para pensar una buena respuesta, entendemos el porqué de su interrogante y nos ahorramos explicaciones innecesarias. Por ejemplo, si el niño o niña pregunta: “¿Qué significa ser gay?”, en lugar de ponernos nerviosos tratando de explicar con lujo de detalle la vida erótica de los homosexuales, lo ideal es replicar: “¿Qué es lo que sabes tú al respecto?”, y seguir preguntando hasta que entendamos la dimensión y el origen de su duda.
La segunda recomendación es que no se le den vueltas al asunto. Si el niño pregunta es necesario responderle en ese momento, aunque la explicación varíe según la edad de los chicos (a los más pequeños se les puede responder brevemente). No hay que olvidar que ellos adoptaran una actitud (positiva o negativa) de acuerdo a como actúen sus padres o educadores.
Es recomendable informarles que hay personas que se enamoran o se relacionan con otras de su mismo sexo y que eso no tiene nada de malo: “Algunos hombres tienen relaciones amorosas con otros hombres y no con mujeres. Eso es ser homosexual (o ‘gay’). También algunas mujeres tienen relaciones amorosas con otras mujeres y no con hombres”. “¿Y por qué la gente los mira raro?”, quizá pregunten. Entonces se les debe de explicar que, por ser algo poco común, la gente sigue asombrándose.
Me queda claro que hay familias que, por distintas razones (religiosas en muchos casos) se oponen a la homosexualidad. No les pido que cambien su manera de pensar, pero sí les suplico que no les den a sus hijos información negativa o alejada de la realidad. Es suficiente con decirles: “Yo no estoy de acuerdo con la homosexualidad, pero no creo que los homosexuales sean gente mala”. Con esto pondrán un granito de arena en la lucha contra la homofobia, que tantos crímenes ha generado en el mundo.
Cuando los padres se separan, ¿cómo se les puede explicar a los niños las relaciones posteriores al divorcio de papá y mamá?
Para la sexóloga Debra W. Haffner, cuando los padres salen con otra persona hay que pensar cuidadosamente en cómo tratarlo con los hijos. Se puede hablar con el niño de la posibilidad de salir con alguien desde antes de presentarle a la flamante Dulcinea o al Romeo, haciendo hincapié en que el tiempo que se le dedicará al pequeño será el más importante, que no cambiará nada en relación a ellos si algún día los progenitores se enamoran de alguien más.
Sólo se debe presentar a la nueva pareja a los niños cuando se trate de compromisos serios. Aunque algunas personas dicen que prefieren decir siempre la verdad a los niños y presentarles incluso a sus compañeros(as) de una noche, yo estoy de acuerdo con Debra. Es mejor no quemar cartuchos, sino esperar a que se trate de una relación afectiva y formal, pues los infantes no sólo pueden confundirse en relación a lo que sus padres quieren, sino también a la manera en que, cuando sean mayores, se relacionarán amorosamente. Con esto no digo que veo mal que los padres tengan amores eternos que duran un día. La vida sigue después del divorcio, las posibilidades eróticas también, y por fortuna existen lugares alternos (hoteles, la casa cuando no están los chicos, etcétera) en donde los papás pueden darle rienda suelta a su pasión sin afectar a los vástagos.
Conviene aclararles a los chiquillos que la ex esposa siempre será su madre (no se busca darles “una nueva mamá”), que el papá podrá verlos cuando quiera y siempre será bienvenido en casa (claro, en los casos en que aplique, no en esos otros en los que el divorcio se vuelve una guerra), aunque se tenga una nueva pareja.
Haffner propone un sencillo discurso que puede servir en el momento en que el padre —o la madre— quiere que su nueva pareja comparta los espacios familiares: “Susie y yo llevamos saliendo seis meses. Nos queremos mucho. Cuando los adultos se quieren desean estar juntos todo el tiempo y estar a solas para demostrarse su cariño. A mí me gustaría que Susie se quedara a domir en casa los fines de semana. ¿Qué les parece?”.
Aún quedan muchas preguntas sobre temas muy interesantes: cómo prevenir el abuso sexual, cómo hablar a los niños sobre el travestismo o sobre el sida; cómo convencer a los padres de que la educación sexual es positiva y está muy lejos de incitar a los chicos a tener prácticas eróticas a temprana edad; qué pasa con la masturbación femenina y muchas inquietudes más.
Los invito a que le den seguimiento al tema en esta columna, así como en los dos blogs cuyas direcciones encontrarán al pie de página. Mientras hoy en día haya más padres y docentes capaces de hablar sobre sexualidad con los niños, en los próximos años tendremos más adultos informados que gozarán de manera sana, sin prejuicios, no sólo la parte erótica de su vida, sino todos sus aspectos.
Verónica Maza Bustamante
www.myspace.com/veromaza
1 comentario:
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